Lunes 28 de Abril de 2025

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27 de abril de 2025

Cómo los cambios bruscos de clima afectan nuestra salud

No solo alteran el entorno en general, también desencadenan alergias, agravan enfermedades respiratorias y afectan el bienestar general. Cuál es el impacto y qué medidas tomar.

Los cambios repentinos de clima no solo nos obligan a modificar la ropa que usamos a diario, también generan efectos en el cuerpo, especialmente en el sistema respiratorio, provocando o intensificando síntomas alérgicos. Estornudos, ojos llorosos, congestión nasal y tos son apenas algunas de las señales que muchas personas experimentan cada vez que la temperatura sube o baja bruscamente.

Durante la primavera y el otoño -como ahora por estas latitudes- estaciones marcadas por la inestabilidad climática, los cuadros alérgicos se multiplican. El aumento de la humedad, los vientos fuertes y la mayor concentración de polen en el aire hacen que quienes padecen rinitis alérgica o asma sufran una notable exacerbación de sus síntomas. Los especialistas explican que el organismo reacciona de manera exagerada ante sustancias normalmente inofensivas, como el polvo, los ácaros o el polen de plantas.

 

Pero no solo el polen es responsable de estas molestias. El aire frío y seco del invierno puede irritar las vías respiratorias y hacer que se inflamen, provocando congestión nasal, estornudos y dificultad al respirar. El sistema inmunológico también puede debilitarse, haciendo aún más vulnerable al cuerpo frente a infecciones respiratorias. Y aquellas personas con antecedentes alérgicos son más sensibles a estos cambios, pero cualquiera puede presentar síntomas si hay exposición prolongada.

 

"Lo más común es la alergia a los ácaros del polvo doméstico, que uno los tiene todo el año y tiene contacto siempre. Dependerá de la duración de los síntomas, más allá del tratamiento", consideró la especialista.

Por otra parte, la presión atmosférica y los niveles de humedad también juegan un papel clave.

Cuando estos factores varían rápidamente, pueden afectar a las mucosas nasales y oculares, generando inflamación, picazón y lagrimeo. Los especialistas recomiendan ventilar bien los ambientes, evitar la acumulación de polvo, y en los días de alta concentración de polen, limitar salidas al aire libre durante la mañana y la tarde, que son momentos de mayor carga en el aire.

La alergia estacional, además de los síntomas físicos, puede generar fatiga, irritabilidad y dificultades para concentrarse. Estas manifestaciones afectan nuestra calidad de vida y el rendimiento cotidiano, sobre todo cuando se prolongan en el tiempo. Por eso, es clave consultar con un profesional para identificar los alérgenos responsables y seguir un tratamiento adecuado, que puede incluir desde antihistamínicos hasta inmunoterapia.

En definitiva, el cuerpo humano reacciona ante los cambios climáticos de múltiples maneras, pero el sistema respiratorio es uno de los más afectados. Aprender a reconocer los síntomas, tomar medidas preventivas y consultar a tiempo puede marcar la diferencia, especialmente para quienes sufren alergias de forma recurrente. ( La Brújula24)

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