Tiempos de definiciones: la política, en deuda con la ciudadanía

En el complejo escenario político actual, la incertidumbre marca el ritmo. Aún no hay definiciones claras sobre candidaturas ni sobre la orientación definitiva de los principales espacios. La falta de precisiones desconcierta a una ciudadanía cada vez más exigente y menos dispuesta a tolerar dilaciones o juegos de poder.

La  alianza "Juntos", que supo consolidarse como alternativa, hoy parece haberse diluido entre internas no resueltas y estrategias divergentes. Lo que alguna vez fue una unidad con proyección, hoy parece un rompecabezas desarmado en plena antesala electoral. Las señales son evidentes: las fuerzas políticas están en pleno reacomodamiento, trazando estrategias-

Mientras tanto, los vecinos —los verdaderos protagonistas del entramado democrático— elevan un reclamo concreto: renovación. La sociedad pide con fuerza listas con rostros nuevos, voces frescas, dirigentes que no solo prometan cambio, sino que lo encarnen. No se trata solo de juventud, sino de representatividad, compromiso y capacidad para interpretar un contexto que ya no admite respuestas viejas para problemas nuevos.

El desafío no es menor en cada elecciòn. Se avecina un tiempo en el que la política deberá demostrar madurez, responsabilidad y, sobre todo, conexión con la realidad. Se augura —y se espera— que los referentes estén a la altura de las circunstancias. Porque, aunque los acuerdos se retrasen y las estrategias se dibujen en la sombra, el reloj electoral avanza. Y con él, también la expectativa de una sociedad que, esta vez, no se conformará con menos.

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